jueves, 29 de octubre de 2009

Árboles transgénicos, ¿la solución o el problema?

La genética crea bosques de diseño con fines industriales y ecológicos, pero se ignoran sus riesgos

Un grupo de científicos rusos del Instituto de Química Bioorgánica de Moscú ha anunciado que en otoño comenzarán a plantar 300.000 árboles transgénicos al aire libre en las localidades rusas de San Petersburgo y Nizhny Nóvgorod. Las especies transgénicas que han conseguido copiar son abedules y álamos temblones, y la intención de los investigadores es la de frenar la deforestación y el cambio climático.

Los científicos sostienen que cada año desaparecen extensas áreas de bosques en todo el mundo y creen que la solución es plantar árboles industriales. Los rusos, a través de la web Russia InfoCenter, desvelan que a los abedules y álamos temblones se les transplantaron genes procedentes de pinos y álamos. Según se ha sabido, fue un trabajo muy duro seleccionar los genes necesarios, porque más de 40.000 regulan la síntesis natural de la madera.

El resultado es que los nuevos ejemplares son capaces de dar hasta cinco veces más cantidad de madera para producción de papel, ya que su contenido en celulosa es mayor, así como la cantidad de lignina, un compuesto que dificulta la conversión de la celulosa de árbol en papel o biocombustible como el etanol. Además, crecen con más rapidez. Según los investigadores, estos árboles crecen en 15 o 20 años en lugar de los 25 ó 30 necesarios para un árbol normal.

El primer árbol transgénico apareció en 1987 y sólo en China existen bosques con este tipo de árboles. A este respecto, Antonio Ballester, investigador del Instituto de Investigaciones Agrobiológicas del CSIC, deja claro que "no existe ningún árbol transgénico para su cultivo, aunque sí están autorizadas plantaciones muy controladas por las correspondientes comisiones de bioseguridad de los diferentes países". Sin embargo, este investigador confirma que en China hay plantaciones de álamos transgénicos sin control.

A pesar de que el interés comercial era bajo durante los primeros 10 años del desarrollo de árboles transgénicos, este ha crecido paulatinamente desde el fin de la década de 1990. A finales del 2003, el 45% de los permisos otorgados fueron para la industria y, principalmente, para álamos. Pero hasta el momento no ha habido un empuje concertado para la comercialización de árboles genéticamente modificados excepto en China, donde se han plantado más de un millón de árboles transgénicos en iniciativas de reforestación a raíz de la aprobación de su comercialización otorgada por la Administración Estatal de Silvicultura de China en 2002. En el país asiático se están plantando grandes cantidades de álamos resistentes a los insectos, la única aprobación conocida de este tipo.

En el caso de Rusia, según la agencia de noticias Informnauka, las pruebas durarían tres años y, si dan los resultados esperados, se fabricarían árboles a escala industrial. Esto debería modificar la legislación rusa, que actualmente prohíbe las plantaciones a gran escala de estos ejemplares modificados.

En realidad todavía se desconocen las consecuencias que para el medio ambiente y los seres vivos pueden tener estos árboles genéticamente modificados. "No tienen porqué ser peligrosos", afirma Ballester, quien desarrolló el pasado año álamos transgénicos capaces de extraer más cantidad de metales pesados del suelo. Su investigación continúa a escala de invernadero y deberán pedir autorización para sacarlos a una parcela de experimentación al aire libre. "Y al cabo de muchos años, podrían permitir su explotación comercial", añade Ballester.

El gen de una bacteria

El equipo capitanedo por Ballester incorporó al genoma de los álamos un gen de la bacteria Pseudomonas putida, un microorganismo común del suelo. De esta manera, los álamos temblones desarrollan una alta capacidad para absorber TNT de suelos y aguas contaminadas.

Pero los ecologistas no están convencidos. A pesar de que la mayoría de las veces sólo se potencia la acción de genes de los propios árboles, podría ocurrir como en los cultivos transgénicos, como el maíz que se cultiva en toda Europa. Según Isabel Bermejo, de Ecologistas en Acción, "hay riesgo de contaminación a otros cultivos y esto en un bosque puede ser mayor, porque sus ciclos son más largos y, por tanto, su permanencia en el medio ambiente es mayor". Además, los ecologistas opinan que puede ser arriesgado reducir el contenido de lignina en los árboles, ya que les proporciona rigidez estructural y resistencia a las plagas.

Por su parte, Juan Felipe Carrasco, especialista en transgénicos de Greenpeace, enumera sus objeciones a este tipo de árboles. "Estos ejemplares pueden contaminar genéticamente en otros árboles o plantas, son un elemento de control alimentario por parte de un puñado de grandes multinacionales y son un riesgo sanitario, ya que está demostrado que el maíz o la soja transgénica produce daños al hígado e incluso reduce la fertilidad", opina. Carrasco afirma que la patata transgénica, cuyo cultivo apoya el Gobierno español, produce resistencia a antibióticos.

A pesar de las voces en contra, las investigaciones con árboles modificados genéticamente sigue su curso. Recientemente se ha dado a conocer que la compañía estadounidense ArborGen quiere plantar 500.000 eucaliptos transgénicos originarios de Brasil en siete estados diferentes de EEUU. La empresa quiere hacerlos crecer para saber si podrían ser una fuente viable de la que extraer biocombustible, medicamentos o fibra de papel.

Muchas organizaciones ecologistas estadounidenses ya han levantado la voz. "Plantar estos árboles a gran escala expandiría el desastre", dicen. Carrasco lo corrobora y se queja de que, en su opinión, "las mismas compañías multinacionales que destruyen bosques en todo el mundo ahora ofrecen soluciones falsas con árboles perjudiciales".

Medicina no tan tradicional

A pesar de la oposición que suscitan los organismos transgénicos, las investigaciones con vegetales modificados genéticamente surgen por todo el mundo. De hecho, a finales de 2008 se supo que la India estaba de lleno en esta carrera de fondo. Según Greenpeace, algunos organismos de investigación del país asiático, como el Centro Biotecnológico Rajiv Gandhi, están intentando modificar genéticamente hierbas medicinales, como jivanti, ashwagandha, brahmi y creat, que forman parte de su medicina tradicional ayurvédica, para aumentar su contenido en principios activos. "Hemos completado el estudio en laboratorio. Aún no está preparado para pruebas al aire libre y tampoco tenemos la licencia para hacerlo. Sólo se continuará la investigación si se consigue la aprobación de las autoridades", dice un portavoz del centro Gandhi.

A pesar de que los investigadores niegan cualquier implicación negativa para el medio ambiente, ya hay gobiernos que prohibieron las pruebas de esta clase de árboles. Uno de ellos fue el Gobierno belga, que hace un año recibió la solicitud por parte del Instituto de Biotecnología de Flandes de que anulara la decisión de algunos de los ministros del Gobierno que prohibía experimentar con estos árboles a cielo abierto. La decisión no tardó en modificarse: en febrero de este mismo año, y ante las presiones de grupos a favor de los ensayos, el Gobierno belga autorizó estas pruebas.

Así que la carrera es imparable, incluso en España, donde se está experimentando con plantas forrajeras, como la alfalfa y el maíz, para hacerlas más digestibles, y el CSIC trabaja con castaños transgénicos para hacerlos más resistentes.

Como esta carrera siga a esta velocidad, "en los próximos cinco o diez años, veremos árboles transgénicos en el mercado", dice Maud Hinchee, jefe de tecnología de ArborGen. Para Greenpeace, es un retroceso. "Se debería parar la deforestación de los verdaderos bosques, que destruye 60 hectáreas al día en Brasil o 40 en Argentina y aumentar la biodiversidad evitando monocultivos forestales", protesta Carrasco.

Plantas sintéticas para capturar y reciclar el CO2

Global Research Technologies, una empresa estadounidense dirigida por Klaus Lackner, de la Universidad de Columbia, ha creado un árbol sintético que, dice, captura CO2 sin necesidad de luz solar. “Son 1.000 veces más rápidos que un árbol normal a la hora de recolectar CO2. Hacen lo mismo que la naturaleza, pero mucho más deprisa”, dice.

De momento sólo hay ‘preprototipos’, como los llama Lackner: una especie de persianas cuyas ‘hojas’, de un polímero cargado con iones positivos, capturan CO2, que después se comprime y se convierte en líquido para usarse como fertilizante o crear combustibles sintéticos.

“Por cada tonelada de CO2 capturada, nuestro árbol necesita energía que sólo emite 200 kilos”. Un árbol sintético puede recoger 90.000 toneladas al año en lugares donde los auténticos serían incapaces de sobrevivir.


Fuente: Publico.es
Autor: Juan Manuel Daganzo / Madrid

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jueves, 15 de octubre de 2009

El día después de mañana. Por Marcos G. Blanco

El alcance letal de los desastres naturales está aumentando: ¿Qué anuncian?

Hollywood ha vuelto a poner sobre el tapete el alcance destructivo que la naturaleza puede poseer. Esta vez, con The Day After Tomorrow [El día después de mañana], una película que muestra en qué estado quedaría la tierra después de ser arrasada por huracanes jamás vistos, olas gigantescas que destruyen ciudades enteras y tormentas de nieve en países tropicales, todos fenómenos provocados por el calentamiento global de nuestro planeta. Estos desastres, en la película mencionada, son el prenuncio de una era glacial, que acaba con la vida sobre la tierra.

¿Sólo ciencia ficción? ¿Fiebre futurista?

Veamos. Hace tiempo que los científicos vienen advirtiéndonos acerca de las consecuencias que la emisión de gases contaminantes tiene sobre nuestro querido hogar, llamado planeta Tierra. El Panel Internacional sobre Cambio Climático (un organismo de la ONU), en un informe avalado por 138 de los 146 premios Nobel de ciencia vivos, ha advertido acerca de “las previsibles y devastadoras consecuencias del calentamiento global del planeta”.

Esta advertencia, lejos de sólo ser una teoría que surgió como fruto de la elucubración de cerebros ociosos, se hace sentir con fuerza. Los desastres naturales ya se están cobrando centenares de vidas.

Veamos algunos casos.

Cambios climáticos extremos y sus consecuencias: La perspectiva de cambios climatológicos extremos preocupa a los expertos, situación agudizada por las devastadoras olas de calor del año pasado, que tuvieron como resultado más de quince mil fallecimientos en Francia. Los meteorólogos han remarcado que el calentamiento global no se manifestará simplemente en un aumento gradual de la temperatura media; además de ello, se esperan cambios climáticos extremos con mayor frecuencia e intensidad, tales como olas de calor, sequías, inundaciones y tormentas. Estos fenómenos se han cobrado millones de vidas en los últimos veinte años, afectaron la vida de muchos otros, y todo indica que esta situación se irá incrementando. Por ejemplo, el huracán Mitch, el más mortal de los que han golpeado el hemisferio occidental en los dos últimos siglos, causó once mil muertos y miles de desaparecidos en Centroamérica.

Hambruna: Estudios recientes acerca de los efectos del cambio climático en la producción de alimentos muestran que los cultivos de cereales tienden a disminuir en los trópicos, por causa de las fluctuaciones extremas en el flujo de riegos. En concreto, preocupa que el cambio climático extienda la malnutrición en África, ya de por sí grave en muchas regiones. Las sequías conducen, además, a incendios forestales, que en algunos lugares –especialmente en Malasia y el Brasil– han sido asociados con un progresivo aumento de enfermedades respiratorias, problemas oculares, lesiones y muertes.

Pestes: El fenómeno de “El Niño” es el factor principal, en un corto plazo, de la variabilidad climática mundial (sin contar las estacionales). Estos cambios climáticos han tenido un profundo impacto en la salud. Muestra de ello es el resurgimiento de las epidemias de malaria en zonas de Latinoamérica y el sudeste asiático, al igual que los brotes de cólera, infecciones por hantavirus o fiebre del Valle del Rift.
De hecho, muchos meteorólogos creen que el calentamiento global puede aumentar la frecuencia y la intensidad de enfermedades y pestes que se creían ya superadas.

“Os lo he dicho antes”

Para un libro como la Biblia, que mira el futuro desde una posición privilegiada, estos datos no son nuevos. De hecho, Jesús mismo predijo las condiciones que reinarían en el mundo natural: “[...] y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares” (S. Mateo 24:7); “[...] y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares habrá hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales en el cielo” (S. Lucas 21:11).

Jesús respondió con estas profecías a la pregunta directa de sus discípulos: “¿Qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo?” (S. Mateo 24:3). De acuerdo con los versículos anteriores, Jesús anunció que, entre las condiciones previas a su segunda venida, se encontrarían los desastres naturales, que irían en marcado aumento. Así, el capítulo 24 del Evangelio según San Mateo menciona que otras señales, más allá de las correspondientes al mundo natural, anunciarían su segunda venida: en el ámbito político (“se levantará nación contra nación y reino contra reino”), en el ámbito social (“Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará”) y en
el ámbito religioso (“Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas”).

Cualquiera que haga un análisis serio de las condiciones en las que se encuentra nuestra humanidad, estará de acuerdo en que estas señales se están cumpliendo ante nuestros ojos. ¿Cuál fue el objetivo de Jesús al dejarnos estas profecías? Él mismo lo dijo: “Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis” (S. Juan 14:29).

Lo que puede enseñarnos una higuera

Pero el objetivo de Jesús al dejarnos estas señales no fue sólo el de que creamos en él. Luego de anunciar las profecías que se debían cumplir antes de su segunda venida, Jesús les dijo a sus discípulos: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas” (S. Marcos 13:28, 29).

En los tiempos de Jesús, cuando escaseaban los calendarios, las personas se guiaban en cuanto a las estaciones por la naturaleza: si la higuera comenzaba a dar sus brotes, era un indicio de que estaban cerca del verano. En la actualidad, la naturaleza vuelve a constituir un signo de los tiempos. Las señales que Jesús anunció se están cumpliendo ante nuestros ojos; los mismos científicos lo dicen.

Sin embargo, el mundo no terminará tal como lo predicen muchos. La vida sobre este planeta no dejará de existir por causa de una era glacial que cubrirá de hielo la corteza terrestre. No; este mundo tiene un final mucho más prometedor. La Biblia menciona que Dios mismo bajará el telón de la historia humana tal como la conocemos. Será en ocasión de la segunda venida de Jesús, cuando vuelva a buscar a sus hijos para darles una Tierra Nueva, donde “no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor” (Apocalipsis 21:4).

Hoy, la naturaleza anuncia a gritos ese próximo acontecimiento. De ti depende estar preparado.

Mientras escribía un post especial para el "Blog Action Day 09 / Climate Change", recordé este articulo que había leído años atrás (2004) y expresaba lo que deseaba decir. Por lo tanto transcribo este buen articulo de Marcos Blanco. Blog Action Day es una iniciativa global, que año a año, los 15 de octubre procuramos concientizar desde nuestros blogs, sobre algún tema crucial -para el mundo- que hemos votado con meses de anterioridad. Este año ya se han adherido miles de bloggeros y blogs, desde el blog de la Casa Blanca hasta el nuestro. Editor


Fuente: Revista Adventista / Noviembre de 2004. p. 17-18
Autor: Marcos G. Blanco, es licenciado en Teología y redactor de la Asociación Casa Editora Sudamericana.

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Blog Action Day '09 / Cambio Climático



Blog Action Day es un evento anual que se celebra cada 15 de octubre que une a los bloggeros del mundo en publicar sobre el mismo tema el mismo día con el objetivo de provocar debate en torno a un tema de importancia mundial. Blog Action Day '09 será uno de los eventos más grande jamás vistos de cambio social en la web.

Blog Action Day fue fundado por Collis y Cyan Ta'eed en el verano de 2007. Con el apoyo de su equipo en Envato en Australia, así como numerosos voluntarios, reclutaron a más de 20.000 bloggers a escribir sobre el tema de Medio Ambiente el 15 de octubre de 2007 - la primera toma conciencia del Día de Acción de los Blogs, fue un éxito inmediato y muy inesperado.

En 2009, Collis y Cyan pidió al equipo de Change.org, red de blogs líder en el mundo -sobre asuntos sociales-, para asumir la responsabilidad Blog Action Day y ampliar su alcance, quienes aceptaron la invitación.

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martes, 6 de octubre de 2009

Lo más ecológico... ¿que no haya vacas?

Una campaña plantea un día vegetariano a la semana para frenar al mayor emisor de CO2: el ganado - La idea choca con una tendencia global al abuso de la carne como signo de riqueza

¿La ecología contra la ganadería? Una nueva y sorprendente batalla irrumpe en el frente ambiental: reducir el consumo de carne en los países ricos sería un método rápido y eficaz para que cada ciudadano contribuya a frenar el calentamiento global. Menos consumo de carne implicaría menos cabaña y menos emisiones. Pero la propuesta, apoyada por celebridades como Paul McCartney, choca con la tendencia creciente del consumo de carne en todo el mundo, al que se apuntan las regiones emergentes como señal de la riqueza conquistada. Se sabía que abusar de la carne no es saludable. Ahora, además, no es verde.

La campaña se ha puesto en marcha en el Reino Unido con el lema Lunes sin carne. El objetivo: convertirse en vegetariano un día a la semana para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Según el ex Beatle, es una forma de contribuir individualmente y sin grandes esfuerzos a la batalla contra el calentamiento global. La carne se puede medir en emisiones de CO2: engullir un kilo de vacuno equivale a viajar 250 kilómetros en coche.

La vaca está en el punto de mira de los ecologistas no sólo por el CO2 que emite a través de su sistema digestivo. También porque para su alimentación se deforestan grandes extensiones de terreno. En defensa de la vaca acude el sector ganadero, nada menos que 1.300 millones de personas en el mundo, y la demanda del consumidor, que pide más filetes.

La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) calculó en 2006 que De ese porcentaje, buena parte corresponde al el sector ganadero emite más gases de efecto invernadero -el 18%, medido en su equivalente en dióxido de carbono- que el sector de los transportes.gas metano, con un potencial de acumular calor 23 veces mayor que el CO2. El sistema digestivo de los rumiantes, especialmente las vacas, hace que estos animales emitan metano a través de eructos y pedos. Además, grandes extensiones de tierra, sobre todo en América Latina, han sido deforestadas para convertirlas en pastos o producir forraje para alimentar al ganado. Y el estiércol genera óxido nitroso, con un potencial 296 veces mayor de calentamiento global que el CO2.

"Cada vez mayores extensiones se están dedicando al cultivo de soja, para utilizarla como proteína para los piensos, sobre todo en Argentina y Brasil", explica Miguel Ángel Soto, experto en deforestación de Greenpeace España. "En 2006 elaboramos un informe en el que señalábamos a las grandes empresas productoras de soja y a los mayores importadores en Europa, como McDonald's. Los pollos de los McNuggets se alimentaban con soja producida en granjas situadas en áreas deforestadas. Llevamos allí a los directivos de la multinacional para que lo vieran", explica Soto.

Como resultado del viaje, la empresa se unió a una moratoria sobre la compra de soja procedente de áreas de deforestación reciente, en cuya elaboración ha participado el Gobierno de Brasil. Según Greenpeace, la intensidad de la deforestación fluctúa con los precios de la carne y de la soja. Cuando el precio de ambos productos cae en los mercados internacionales, el ritmo de tala de árboles se reduce el año siguiente.

"El 90% de los cultivos de soja que se producen en América Latina se destina a alimentar a los animales en los países ricos. Un filete que se come en España, por ejemplo, muy probablemente provendrá de una vaca europea que se ha alimentado de cultivos brasileños, que han crecido en tierras donde antes había árboles o selva", explica Lasse Bruun, portavoz de Compassion in World Farming, una de las ONG que se han sumado a la iniciativa de McCartney. "Un cambio de comportamiento en los consumidores sería muy importante", opina Bruun, que también aboga por que el tema se incluya en la cumbre mundial del clima que se celebrará en diciembre en Copenhague (Dinamarca). Aunque luego matiza: "Obviamente, es un tema que se entrelaza con valores culturales, con lo que se considera un buen nivel de vida".

La carne y la leche son símbolos de bienestar. Los países en desarrollo no quieren quedarse fuera y comienzan a emular los hábitos alimenticios occidentales. En China e India ya se bebe leche y se come carne de vaca. Es más, el consumo de carne en el mundo se multiplicará por dos a mediados de este siglo, según la FAO. Por el lado de la oferta, una drástica reducción del consumo sería también problemática: unos 1.300 millones de personas subsisten gracias al sector ganadero.

Una voz acreditada que apoya la campaña es la de Rajendra Pachauri, presidente del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU y premio Nobel de la Paz en 2007. En una conferencia en Londres en 2006, el científico indio explicó que "un granjero puede alimentar a 30 personas durante un año con una hectárea de terreno si produce vegetales, frutas y cereales. Si la misma área se utiliza para producir huevos, leche o carne, el número desciende a entre cinco y 10 personas". Pero la línea de la FAO no es la de apoyar una reducción del consumo. Al menos no como receta para todos los países. "No es una buena recomendación a escala global, porque los países pobres deben aumentar el consumo de carne en sus dietas", defiende Pierre Gerber, responsable de políticas ganaderas del organismo.

En los países ricos, sin embargo, se come demasiada carne. España no es una excepción. Unos 121 kilos al año, según la FAO, más que cualquier otro país europeo. Desde los años sesenta, cuando se tienen los primeros datos, el consumo no ha parado de aumentar. "Hasta 1984 la dieta en España seguía prácticamente al pie de la letra los patrones de la dieta mediterránea, de la que nos estamos alejando progresivamente, porque ingerimos menos hidratos de carbono y más proteínas, es decir, menos legumbres y pan y más alimentos proteicos como la carne", detalla José Manuel Ávila, de la Sociedad Española de Nutrición. "Deberíamos adaptar nuestra dieta a nuestro gasto en proteínas, comer de todo un poco menos y tratar de sustituir parte de las proteínas por hidratos de carbono", aconseja Ávila, quien opina que una campaña como la de McCartney en España sería buena. "El consumo recomendado es de ocho veces al mes". Es decir, dos veces por semana. "Aunque la carne, en su justa medida, es muy necesaria", matiza.

El Foro Mundial de Investigación sobre el Cáncer, con base en Reino Unido, recomienda limitar el consumo de carne roja, como la ternera, el cerdo o el cordero, y evitar por completo las carnes procesadas -como el beicon o el salami-. Para reducir el riesgo de padecer cáncer, el consumo no debería ser mayor de 500 gramos a la semana.

El impacto de la ganadería sobre el cambio climático varía según los sistemas de producción, explica Gerber. En un sistema extensivo, las emisiones de las vacas son mayores, por kilo de proteína que se obtiene, porque se necesitan más vacas para producir una misma cantidad de carne o leche. Cuando la producción es más intensiva, éstas descienden. En el último estadio, una nueva intensificación vuelve a aumentar las emisiones, porque se transporta el alimento desde más lejos -muchas veces desde áreas deforestadas- o porque se consume más energía en la explotación.

No contaminan igual las vacas, los cerdos o los pollos. Según Gerber, "un cuarto de las emisiones del sector son de los rumiantes, sobre todo de las vacas". "Por un kilo de proteína de carne de vaca, se producen entre tres y cuatro veces más gases de efecto invernadero que con la misma cantidad de proteína de carne de pollo, en países de la OCDE", precisa.

Tampoco todas las vacas son iguales si hablamos de gases de efecto invernadero. Las vacas lecheras expulsan el doble de metano. Y las que tienen terneros, todavía más. "Entre 200 y 250 kilos al año", explica Frank Mitloehner, especialista en calidad del aire del departamento de ciencia animal de la Universidad de California. Él y su equipo empezaron a estudiar el impacto de la industria del vacuno en el aire y el cambio climático porque observaron que la calidad del aire en el lugar donde se encuentra su universidad, el valle de San Joaquín, era de las peores en todo Estados Unidos. Y ese mismo valle tiene una concentración enorme de fábricas de producción de leche. "Hay vacas por todos lados", según el científico. Exactamente: dos millones de vacas lecheras, la mayor concentración del mundo. "Nos preguntamos si ambas cosas [la presencia de muchas vacas y la mala calidad del aire] podían estar relacionadas, y encontramos que sí, parcialmente", relata Mitloehner. El estiércol contiene amoníaco que, combinado con los gases emitidos por los coches, "da lugar a unas pequeñas partículas que contaminan el ambiente".

Mitloehner encerró a varias docenas de vacas en "bio burbujas", una especie de invernaderos de 40 metros de largo y 20 de ancho, con estructuras en las que los animales se mueven en grupos de 10. "Así medimos las emisiones", explica. En este proyecto pionero, el investigador descubrió que "los eructos de las vacas representan más de la mitad de las emisiones" de gases de efecto invernadero. El resto proviene del estiércol.

Los datos del informe de la FAO, argumenta Mitloehner, exigen un matiz fundamental. "La FAO habla de que mundialmente el sector ganadero emite el 18% de todos los gases de efecto invernadero. Esa cifra, sin embargo, esconde que las emisiones relacionadas con la ganadería en los países ricos suponen sólo el 3% del total". La razón es sencilla: en los países ricos hay una mayor variedad de fuentes de emisiones, por lo que la importancia relativa de la ganadería es menor. "En algunos países pobres, la ganadería supone hasta el 60% de todos los gases de este tipo que se emiten".

Esto puede explicar por qué en España el sector ganadero sólo representa el 3 % del total de emisiones, según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, aunque en los prados y granjas hay más de seis millones de vacas. "La mitad proviene de la fermentación entérica, es decir, de los eructos y las flatulencias de las vacas, y la otra mitad del estiércol", explica Carlos Escribano, Director general de recursos agrícolas y ganaderos. El Ministerio ha aprobado este año el Plan Nacional de biodigestión de purines, que incluye ayudas a los ganaderos para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero. El presupuesto es de 80 millones de euros para los próximos cuatro años, que gestionarán a medias el Ministerio y las Comunidades Autónomas. El dinero se destinará a llevar el estiércol a instalaciones para producir biogas y abono para las explotaciones agrícolas. "Para los ganaderos deshacerse de los residuos es un problema, también económico", dice Escribano, "lo que pretendemos es darles alternativas".

"El plan se centra en el estiércol líquido, el de las vacas de leche", apunta Javier López, portavoz de la Asociación española de productores de vacuno de carne. López defiende que el sistema de producción de vacuno en España es "muy diferente al del entorno europeo, e incluso mundial", lo que conlleva que las emisiones sean comparativamente menores. "La alimentación a base de grano hace que las vacas generen menos metano y, además, en España se consume carne de animales muy jóvenes. Las vacas se sacrifican entre los 10 y los 15 meses, y los estudios científicos dicen que las vacas jóvenes generan menos metano", apunta López. En todo caso, la defensa de los productores va más allá de las cifras. Opinan que "el tema se está sacando de quicio". Según López, "es ridículo pensar que comer menos carne va a solucionar el tema del cambio climático. Se coarta a la gente en su alimentación, y luego no se cuestiona el modelo consumista de energía en el que vivimos". Y remata: "Seguro que Paul McCartney no se plantea la utilización del aire acondicionado, o los viajes en avión y jet privado al otro lado del mundo. Hay mucha demagogia".

La ciudad de Gante, en Bélgica, ha sido la primera en sumarse al club y ha declarado los martes "día vegetariano". Varios chefs en el Reino Unido han apoyado el proyecto de McCartney y han creado recetas vegetarianas para la página web de la campaña. La receta de esta semana es del propio McCartney: "La ensalada de Paul para chuparse los dedos". Hojas de espinaca y rúcula, tomates cherry, aguacate y queso feta.

Fuente: ElPais.com
Autor: Antía Castedo

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