jueves, 30 de junio de 2011

Fukushima: es mucho peor de lo que se imagina

Científicos expertos creen que el desastre nuclear de Japón es mucho peor de lo que los gobiernos revelan al público"Fukushima es la peor catástrofe industrial de la historia de la humanidad”, dijo a Al Jazeera, Arnold Gundersen ex vicepresidente de la industria nuclear.

El terremoto de 9 grados de Japón del 11 de marzo causó un inmenso tsunami que inhabilitó los sistemas de enfriamiento de la planta nuclear de Tokyo Electric Power Company (TEPCO) en Fukushima, Japón. También causó explosiones de hidrógeno y fusiones de reactores que obligaron a evacuar a los residentes en un radio de 20 km de la planta.

Gundersen, operador licenciado de reactores con 39 años de experiencia en el diseño de plantas nucleares y en la administración y coordinación de proyectos en 70 plantas de energía nuclear en todo EE.UU. dice que la planta nuclear de Fukushima tiene probablemente más núcleos de reactores expuestos de lo que se cree comúnmente.

“Fukushima tiene tres reactores nucleares expuestos y cuatro núcleos de combustible expuestos”, dijo, “Probablemente hay el equivalente a 20 núcleos de reactores nucleares debido a los núcleos de combustible, todos necesitan desesperdamente que los enfríen y no hay medios para enfriarlos efectivamente”.

TEPCO ha estado rociando agua sobre varios de los reactores y núcleos de combustible, pero esto ha llevado a problemas aún mayores, como la radiación emitida al aire en el vapor y en agua de mar evaporada, así como la generación de cientos de miles de toneladas de agua de mar altamente radioactiva de la que hay que disponer.

“El problema es cómo mantenerlo frío”, dice Gundersen. “Están vertiendo agua y el problema es qué van a hacer con el desecho que sale de ese sistema, porque va a contener plutonio y uranio. ¿Dónde van a poner el agua?”

A pesar de que la planta se ha cerrado, los productos de fisión como uranio siguen generando calor, y por ello requiere enfriamiento.

“Ahora los combustibles sin una masa informe fundida en el fondo del reactor" agregó Gundersen. “TEPCO anunció que tuvieron un ‘melt through’, es decir una fusión en la que el combustible fundido pasa a través del fondo del reactor al medio ambiente. Una fusión del núcleo [meltdown] es cuando el combustible fundido cae al fondo del reactor, y un melt through significa que se ha fundido a través de varias capas. Esa masa informe es increíblemente radioactiva, y ahora hay agua sobre ella. El agua absorbe enormes cantidades de radiación, de modo que se agrega más agua y se generan cientos de miles de toneladas de agua fuertemente radioactiva”.

Científicos independientes han estado monitoreando la ubicación de lugares radioactivos peligrosos en todo Japón y sus resultados son desconcertantes.

“Tenemos 20 núcleos nucleares expuestos, los tanques de combustible tienen varios núcleos cada uno, es decir, un potencial que hay que liberar 20 veces mayor que el de Chernóbil”, dijo Gundersen. “Los datos que estoy viendo muestran que estamos encontrando lugares peligrosos más lejos que en el caso de Chernóbil, y la cantidad de radiación en muchos de ellos era la cantidad que llevó a que algunas áreas se declarasen tierra de nadie en Chernóbil. Vemos que se encuentran kilómetros cuadrados a 60 y 70 kilómetros del reactor. No se puede limpiar todo eso. Todavía hay jabalíes radioactivos en Alemania, 30 años después de Chernóbil.”

Monitores de radiación para niños

La Central de Reacción de Emergencia Nuclear de Japón terminó admitiendo a principios de este mes que los reactores 1, 2 y 3 de la planta de Fukushima sufrieron fusiones nucleares totales.

TEPCO anunció que el accidente probablemente liberó más material radioactivo al entorno que Chernóbil, convirtiéndolo en el peor accidente nuclear conocido.

Mientras tanto, un asesor de residuos nucleares del gobierno japonés informó de que es probable que cerca de 966 kilómetros cuadrados alrededor de la planta –un área aproximadamente 17 veces el tamaño de Manhattan– sean ahora inhabitables.

En EE.UU. la doctora Janette Sherman y el epidemiólogo Joseph Mangano publicaron un ensayo que señalaba un 35% de aumento en la mortalidad infantil en ciudades del noroeste [de EE.UU.] después de la fusión nuclear en Fukushima, y podría ser el resultado de lluvia radioactiva de la planta nuclear accidentada.

Las ocho ciudades incluidas en el informe son San Jose, Berkeley, San Francisco, Sacramento, Santa Cruz, Portland, Seattle y Boise, y el período considerado en el informe incluye las diez semanas inmediatamente posteriores al desastre.

Existe –y debe haber– preocupación sobre la exposición de gente joven, y el gobierno japonés va a entregar monitores de radiación a los niños”, dijo al doctor MV Ramana, físico del Programa sobre Ciencia y Seguridad Global en la Universidad de Princeton, especialista en temas de seguridad nuclear.

El doctor Ramana explicó que cree que la amenaza primordial de radiación sigue existiendo, sobre todo para residentes que viven en un radio de 50 km. alrededor de la planta, pero agregó: “Va a haber áreas fuera de la zona de evacuación obligatoria de 20 km del gobierno japonés en las que la radiación será mayor. De modo que eso podría significar que haya zonas de evacuación también en esas áreas”.

Gundersen señala que se liberó mucha más radiación de la que se ha declarado.

“Volvieron a calcular la cantidad de radiación liberada, pero las noticias no hablan realmente del tema”, dijo. “Los nuevos cálculos muestran que en la primera semana después del accidente, liberaron 2,3 veces tanta radiación como la que pensaron que habían liberado en los primeros 80 días”.

Según Gundersen, los reactores y núcleos de combustible expuestos siguen liberando micrones de isótopos de cesio, estroncio y plutonio. Los llaman “hot particles” (partículas peligrosas).

“Estamos descubriendo partículas peligrosas por doquier en Japón, incluso en Tokio” dijo.

“Los científicos las encuentran por todas partes. Durante los últimos 90 días esas partículas peligrosas han seguido cayendo y se están depositando en altas concentraciones. Mucha gente las recolecta en los filtros de aire de los motores de los coches.

Los filtros de aire radioactivos de coches en la prefectura Fukushima y Tokio son ahora comunes, y Gundersen dice que sus fuentes también encuentran filtros de aire radioactivos en la gran área de Seattle de EE.UU.

Las partículas peligrosas que contienen también pueden terminar provocando cáncer.

“Se fijan en los pulmones o en el tracto gastrointestinal y son un irritante constante”, explicó. “Un cigarrillo no te mata, pero con el tiempo lo hace. Estas [partículas peligrosas] pueden causar cáncer, pero no se pueden medir con un contador Geiger. Evidentemente la gente de Fukushima ha aspirado esas partículas en grandes cantidades. Evidentemente, hay gente en la Costa Oeste superior de EE.UU. que está siendo afectada. Esa área resultó bastante afectada en abril.

¿Culpar a EE.UU.?

Como reacción a la catástrofe de Fukushima, Alemania va a eliminar progresivamente todos sus reactores nucleares durante la próxima década. En un referendo de este lunes, un 95% de los italianos votó a favor de bloquear el renacimiento de la energía nuclear en su país. Un reciente sondeo de la prensa en Japón muestra que cerca de tres cuartos de los encuestados están a favor de una eliminación progresiva de la energía nuclear en su país.

¿Por qué no suenan las alarmas sobre la exposición a la radiación en EE.UU.?

El operador nuclear Exelon Corporation fue uno de los mayores donantes en la campaña electoral de Barack Obama y es uno de los mayores empleadores en Illinois donde Obama fue senador. Exelon ha donado hasta ahora más de 269.000 dólares a sus campañas políticas. Obama también nombró al presidente ejecutivo de Exelon, John Rowe, para su Comisión Cinta Azul sobre el Futuro Nuclear de EE.UU.

El doctor Shoji Sawada es un físico teórico de partículas y profesor emérito de la Universidad Nagoya en Japón. Le preocupan los modelos de plantas nucleares en su país, y el hecho de que la mayoría de ellas sea de diseño estadounidense.

“La mayoría de los reactores de Japón fueron diseñados por compañías a las que no les interesaba el efecto de terremotos”, dijo el doctor Sawada a Al Jazeera. “Pienso que este problema se aplica a todas las centrales de energía nuclear en todo Japón”.

El uso de energía nuclear para producir electricidad en Japón es un producto de la política nuclear de EE.UU. El doctor Sawada piensa que es una parte muy importante del problema.

“La mayoría de los científicos japoneses en aquella época, a mediados de los años cincuenta, consideraba que la tecnología de la energía nuclear estaba en desarrollo o no suficientemente establecida, y que era demasiado temprano para darle un uso práctico”, explicó. “El Consejo de Científicos de Japón recomendó al gobierno japonés que no utilizara todavía esa tecnología, pero el gobierno aceptó el uso de uranio enriquecido para alimentar centrales de energía nuclear, y por lo tanto se vio sometido a la política del gobierno de EE.UU.”

Cuando tenía 13 años, el doctor Sawada vivió el ataque nuclear de EE.UU. contra Japón desde su casa, situada a solo 1.400 metros del epicentro de la bomba de Hiroshima.

“Pienso que el accidente de Fukushima ha llevado al pueblo japonés a abandonar el mito de que las estaciones de energía nuclear son seguras”, dijo. “Ahora las opiniones del pueblo japonés han cambiado rápidamente. Mucho más de la mitad de la población cree que Japón debiera orientarse hacia la electricidad natural”.

Un problema de infinitas proporciones

El doctor Ramana espera que los reactores y los núcleos de combustible de la planta estén suficientemente fríos para un cierre dentro de dos años.

“Pero se necesitará mucho tiempo antes de que el combustible se pueda remover del reactor”, agregó. “No cabe duda de que habrá que encarar el problema de las grietas y del peligro en la estructura y de la radiación en el área durante varios años”.

El doctor Sawada no se expresa con tanta claridad sobre cuánto podría tardar un cierre frío, pero dijo que el problema serán “los efectos del cesio-137 que permanece en el suelo y el agua contaminada alrededor de la planta eléctrica y debajo. Encararlo tomará un año, o más".

Gundersen señaló que las unidades siguen emitiendo radiación.

“Todavía están emitiendo gases radioactivos y una cantidad enorme de líquido radioactivo”, dijo. “Pasará por lo menos un año antes de que deje de hervir, y hasta que deje de hervir estará produciendo vapor y líquidos radioactivos”.

Gundersen está preocupado por réplicas del terremoto, así como por el enfriamiento de dos de las unidades.

“La unidad cuatro es la más peligrosa, podría colapsar”, dijo. “Después del terremoto en Sumatra hubo una réplica de 8,6 unos 90 días después, de modo que todavía no estamos a salvo. Y estamos en una situación en la que si pasa algo no existe ciencia para eso, nadie ha imaginado jamás que haya combustible nuclear caliente fuera del tanque. No han encontrado una manera de enfriar las unidades tres y cuatro”.

La evaluación de Gundersen sobre una solución de esta crisis es sombría.

“Las unidades de uno a tres tienen desechos nucleares en el fondo, el núcleo fundido, y contienen plutonio que habrá que eliminar del entorno durante cientos de miles de años”, dijo. “Además, tendrán que entrar con robots y conseguir colocarlo en un contenedor para guardarlo infinitamente, y esa tecnología no existe. Nadie sabe cómo recoger el núcleo fundido del suelo, y no existe una solución actualmente para hacerlo”.

El doctor Sawada dice que la fisión nuclear genera materiales radioactivos para los que simplemente no existe el conocimiento necesario para informarnos sobre cómo disponer con seguridad del desecho radioactivo.

“Hasta que sepamos cómo disponer con seguridad de los materiales radioactivos generados por las plantas nucleares, deberíamos postergar esas actividades a fin de no causar más daño a futuras generaciones”, explicó. “Hacer otra cosa es simplemente un acto inmoral, y creo en eso tanto como científico y como superviviente del bombardeo atómico de Hiroshima”.

Gundersen cree que los expertos necesitarán por lo menos diez años para diseñar e implementar el plan.

“De modo que entre diez y 15 años, desde ahora, tal vez podamos decir que los reactores se han desmantelado, y mientras tanto se pondrá fin a la contaminación del agua”, dijo Gundersen. “Ya vemos estroncio [a] 250 veces los límites permisibles en el nivel acuífero en Fukushima. Los niveles acuíferos contaminados son increíblemente difíciles de limpiar. Por lo tanto pienso que tendremos un acuífero contaminado en el área de la planta de Fukushima durante mucho, mucho tiempo”.

Por desgracia, la historia de los desastres nucleares parece respaldar la evaluación de Gundersen.

“Con Three Mile Island y Chernóbil, y ahora con Fukushima, se puede precisar el día y la hora exacta en la que comenzaron”, dijo, “pero nunca terminan”.




Fuente: Al-Jazeera / Fukushima: It's much worse than you think
Autor: Dahr Jamail
Traduccion: Germán Leyens / Rebelion.org






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jueves, 16 de junio de 2011

El hombre que humilló a Chevron

El abogado ecuatoriano Pablo Fajardo logró contra el gigante petrolero la mayor indemnización de la historia por un atentado medioambiental
Cuando se licenció en Derecho, a los 32 años, el ecuatoriano Pablo Fajardo llevaba más de una década en los juzgados pleiteando contra una de las empresas más grandes del mundo. En 2005, se sentó en una sala de los juzgados de Nueva York, con una carpeta en la que llevaba la defensa de los pueblos indígenas que habitan la provincia amazónica de Sucumbíos. Frente a él, se sentaron ocho abogados en representación de la petrolera Chevron, demandada por verter lodos tóxicos sin control durante casi tres décadas. En total, se enfrentaba a 39 abogados pagados por la tercera empresa más grande de Estados Unidos. "El que menos, tenía 25 años de experiencia letrada", asegura Fajardo. Él, solo uno. "Pero yo tenía una ventaja", dice Fajardo. "No había que inventarse nada. Yo sólo tenía que contar una historia".

Es la historia de una catástrofe ecológica 30 veces mayor que la del vertido del petrolero Exxon Valdez, según los demandantes. También es la de una sentencia, dictada por un juez del pueblo de Lago Agrio, Ecuador, que fijó la indemnización más cuantiosa de la historia en una acción judicial por delito medioambiental: 8.560 millones de dólares. Entre medias, décadas de sufrimiento y muerte, en un lugar donde ya era suficiente sobrevivir a la miseria.

José Fajardo y María Mendoza dejaron la provincia de Manabí, en la costa de Ecuador, buscando un futuro en el noreste, donde una masiva actividad de extracción de petróleo atraía trabajadores. Se instalaron con sus 10 hijos a finales de los años ochenta en un pueblo llamado Shushufindi (remo, en idioma secoya), en la provincia de Sucumbíos, en plena Amazonia. Pablo Fajardo Mendoza era el quinto de los hermanos. Tenía 14 años.

Es difícil convencer a quien no haya estado allí nunca de que "había petróleo por todas partes". En el campo, mezclado con la tierra. En las casas, en el aire. Desde luego, en los caminos, porque según cuenta Fajardo los camiones de Texaco rociaban los caminos de tierra con petróleo, en una especie de asfaltado improvisado para que no se levantara polvo. Fajardo recuerda una juventud con los pies llenos de petróleo, los pantalones manchados, las paredes... todo. Es habitual perder el calzado por los caminos. Imagínese que sale a la calle después de haber caído un chaparrón y va en chancletas. Ahora imagínese que en vez de agua es petróleo. La vida aún es así en Sucumbíos.

356 pozos petroleros perforados

Según los datos de Fajardo, Texaco perforó 356 pozos de petróleo en la Amazonia ecuatoriana. "Pero además de esto, en cada pozo que perforaba construía cuatro o cinco piscinas para arrojar los desechos tóxicos". Ahí se almacenaba también el agua tóxica usada para extraer el petróleo. "La empresa siempre construía las piscinas de desechos lo más cerca posible a un río. La idea era deshacerse de ellos de una forma fácil y barata". Así, el problema del suelo se trasladó al agua. Esa agua llevaba azufre y otros tóxicos por su contacto con el petróleo. Al evaporarse, caía sobre la selva en forma de lluvia ácida. La tierra, el agua y el aire saben a petróleo.

Texaco, adquirida por Chevron en 2001, empezó a perforar el Amazonas del norte de Ecuador, en las provincias de Sucumbíos y Orellana, con una concesión del Gobierno en 1964. Salió de la zona en 1990 y dejó la explotación a Petroecuador. En aquella zona vivían al menos cinco tribus indígenas antes de que se llenara de trabajadores y de petróleo. Dos de ellas, Tetetes y Sansahuaris, han desaparecido para siempre. El envenenamiento de los ríos acabó con la pesca. El resto de las tribus pasaron de la economía de subsistencia en la selva a la miseria en la economía de mercado, trabajando para la petrolera.

Fajardo también trabajó para Texaco. No había mucho más. Era adolescente y trabajaba ayudando de peón en lo que salía, por ejemplo, tapar con tierra de cualquier manera un derrame de petróleo. Mientras, empezó a colaborar con una misión de religiosos capuchinos navarros, donde pudo estudiar y comenzó a ver qué era el "trabajo con las comunidades". "Al salir al campo te dabas cuenta de que el problema era real. Había contaminación, sus animales morían, sus hijos estaban enfermos, había cáncer, abortos... y la gente no tenía dónde recurrir". Recuerda que la única preocupación de las autoridades locales entonces era proteger a Texaco.

Alrededor de la misión de los padres capuchinos, puso en marcha el embrión de la resistencia, un comité de derechos humanos formado por campesinos e indígenas. Eran 50 personas organizadas por Fajardo. Tenía 16 años. Le echaron de la empresa petrolera y también de una palmicultora que era la única alternativa laboral. Acabó viviendo de su trabajo en la misión. "Los mismos curas me buscaron una beca, de una persona a la que no conozco, que financió mis estudios en la universidad". Estudió Derecho por correspondencia.

"Era una necesidad. Cada vez que recurríamos a una autoridad, nos decían 'busquen un abogado que los ayude". Decidió que él sería el abogado. El pequeño grupo creció con afectados de otros pueblos. El caso se hizo internacional con la publicación de un libro, Amazon Crude, de una abogada estadounidense llamada Judith Kimberling. Eso atrajo la atención necesaria para encontrar abogados que presentaran la primera demanda contra Texaco. Fue el 3 de noviembre de 1993, en un juzgado de Nueva York, por iniciativa de hasta tres abogados estadounidenses distintos atraídos por la historia. En 1994, el adolescente que había organizado a las comunidades afectadas terminó la enseñanza secundaria.

Juicio en Ecuador

La defensa de Texaco a partir de entonces se basó en decir que EE UU no era competente para juzgar el caso. De existir el daño, debía juzgarse en Ecuador. "Tenían influencia en el sistema político y judicial, estaban convencidos de que podrían controlar el juicio. Y de hecho era verdad". La sentencia tardó nueve años en llegar. Texaco ganó la batalla el 16 de agosto de 2002. La Corte de Apelaciones de Nueva York aceptó que el juicio se hiciera en Ecuador, con la condición de que se permitiera a los demandantes un año de plazo para rehacer su caso. La petrolera no tenía ni idea de lo que acababa de conseguir.

El 7 de mayo de 2003, dentro de plazo, se presentó de nuevo la demanda ante la Corte de Justicia de Sucumbíos. Pablo Fajardo colaboraba con los abogados estadounidenses y ecuatorianos que se habían hecho cargo de la causa. El quinto hijo de José Fajardo y María Mendoza se había graduado en Derecho en 2004. Al año siguiente, asumió el caso como abogado principal. La guerra de expertos y peritos llevó a hacer 106 informes periciales distintos, 58 de ellos financiados por Chevron, y el resto, de la otra parte. "Todos ellos demostraban la presencia de hidrocarburos".

Por entonces, todo este litigio lo estaba pagando un bufete de Filadelfia, Khon&Graf, para quien el caso de Texaco-Chevron era una inversión a riesgo. Es decir, si ganaban se llevaban parte de la indemnización, y si no, no cobraban. Basándose en un controvertido informe pericial, los afectados por el vertido reclamaban una indemnización de 27.300 millones de dólares, en la que estimaban el coste de las reparaciones por las muertes y las enfermedades más la limpieza completa de la zona.

"Hubo testimonios desgarradores. Conozco a gente que ha muerto durante el proceso. Por ejemplo, una mujer que tiene cáncer y su hija también. Todo era gente así, que lo había vivido". La gente contó ante el tribunal cómo sus familiares cayeron a los pozos tóxicos y murieron envenenados. "Una señora se cayó al intentar rescatar a su vaca, tragó petróleo y murió poco después". La incidencia del cáncer en la región es anormalmente elevada, según los denunciantes.

En 2004, ocho días antes de empezar la fase pericial del juicio, William Fajardo Mendoza, hermano de Pablo, fue hallado muerto. Tenía 28 años. Lo torturaron salvajemente antes de asesinarlo. "Yo no puedo afirmar que Chevron esté detrás", ha dicho siempre Pablo Fajardo, y lo mantiene. Por aquel entonces le advirtieron de que también lo buscaban a él. Lo comprobó una noche en que dos hombres armados hicieron guardia en la puerta de su casa, mientras él estaba escondido en la de unos vecinos. Tiene tres hijos, de 14, 7 y 3 años. Toda la familia se desperdigó por otros pueblos por seguridad.

Contaminación masiva de la altura de Chernóbil

Los demandantes que representa Fajardo (ya son un colectivo de 30.000 campesinos e indígenas) presentan el caso de contaminación masiva a la altura del de Chernóbil, el vertido del barco Exxon Valdez en Alaska o el reciente de BP en el Golfo de México. "La diferencia es que aquellos fueron accidentes. Pero en Ecuador, Texaco diseñó el sistema para contaminar. El objetivo era extraer petróleo con la menor inversión posible". Según uno de los peritos, en los 26 años que Chevron operó en Sucumbía se ahorró 8.500 millones de dólares incumpliendo las normas más elementales de seguridad y gestión de desechos.

Por la parte de Chevron, Fajardo ha escuchado en estos años todo tipo de argumentos. Entre otras cosas, dijeron que "el petróleo no contaminaba". También, "que la Amazonia era un terreno petrolero y que ahí no tenía por qué vivir nadie". En otro momento comentaron que "el cáncer se producía por la falta de higiene de los indígenas". También llegaron a decir "que el petróleo es biodegradable y a las pocas semanas no se notan sus efectos".

Lo último fue a partir de 2009. "Vieron que el juicio era una amenaza real". Presentaron 14 demandas distintas por todo Estados Unidos contra la plataforma de afectados y cualquiera que trabaje con ellos para exigir información. Y lo consiguieron. "Tienen todos nuestros correos electrónicos".

El 1 de febrero de 2010, Chevron planteó un caso de tipo RICO (Racketeer Influenced and Corrupt Organizations), la ley federal especial de Estados Unidos para el crimen organizado. La nueva tesis de Chevron es que los demandantes forman parte de una asociación criminal cuyo negocio es extorsionar a la compañía. Mientras, un empleado de Chevron intentó, cuenta Fajardo, sobornar al juez y grabarlo con cámara oculta, para demostrar que es supuestamente corrupto.

El 14 de febrero se emitió la histórica sentencia en el tribunal de Lago Agrio que condenaba a Chevron-Texaco a pagar 8.560 millones de dólares. Pero la empresa no tiene bienes en Ecuador, por lo que hay que embargar en el extranjero. Sin embargo, un juez llamado Lewis Kaplan, del Distrito Sur de Nueva York, decretó que la sentencia era inejecutable en EE UU mientras él no decida de nuevo sobre la competencia de los tribunales. "Este juez no conoce el problema. Ha emitido fallos para mí antijurídicos y con una convicción económica y no jurídica", dice Fajardo. Ambas sentencias, en Lago Agrio y en Nueva York, están recurridas por ambas partes. Un bufete de Washington llamado Patton Boggs se ha hecho cargo del caso por la parte ecuatoriana.

"Chevron ha dicho que no va a pagar. Pero tiene inversiones en 50 países, y la sentencia de Ecuador dice que la indemnización se puede cobrar en cualquier parte, no tiene por qué ser en Estados Unidos. Tendremos que obligarle a pagar", dice Fajardo. Es decir, tendrán que presentar nuevas demandas allí donde Chevron tenga bienes para embargárselos en cumplimiento de la sentencia de Ecuador. El juez Kaplan ha dejado claro que, por ahora, en Estados Unidos no va a ser. "Este juez actúa desde la ignorancia del caso y guiado por las mentiras de Chevron", dice Fajardo.

La historia continúa

La historia no ha terminado. Durante estos años, entre 20 y 30 millones de dólares han sido invertidos en la demanda por parte sobre todo de abogados estadounidenses que se han ido relevando en el caso y de las donaciones de todo el mundo que reciben los demandantes. Fajardo asegura que han podido saber de "fuentes de los accionistas", que Chevron gastó 300 millones de dólares en abogados solo en 2010, y el total en este litigio ya ha superado los 1.000 millones.

El hijo de dos campesinos analfabetos de Ecuador tendrá que volver a sentarse muchas veces con su maletín delante de las decenas de abogados que Chevron quiera poner en el caso. Y seguirá escuchando que el petróleo no contamina, que el problema de los indígenas es que no se lavan, que él preside una organización criminal. Durante 18 años, y los que queden, Chevron ha utilizado todas las estrategias de defensa imaginables. Todas menos una. Nunca ha podido negar que la tierra, el agua y el aire de Sucumbíos están llenos de petróleo. Sigue allí.



► Cronología del 'caso Chevron' en Ecuador

1964-1967. La petrolera estadounidense Texaco comenzó a perforar en la provincia de Sucumbíos, al norte de Ecuador, cerca de la frontera con Colombia. En medio de la Amazonia, fueron perforados cientos de pozos, junto a los cuales se construyeron cientos de piscinas de residuos tóxicos al aire libre.

1990. Texaco abandona Ecuador tras caducar la concesión. La empresa Petroecuador se hace cargo de la producción de petróleo en Sucumbíos. Texaco deja el país sin dar una solución a los pozos tóxicos.

1993. Un grupo de habitantes de Sucumbíos, organizados en torno a una misión de religiosos capuchinos de Navarra, presenta la primera demanda contra Texaco en un juzgado de Nueva York. Argumentan que el elevado número de casos de cáncer en la región está provocado por la presencia de los tóxicos. El petróleo no sólo impregna cada rincón de la provincia, sino que los pozos desaguan ilegalmente sobre ríos que son el medio de vida de los indígenas. Según diversos estudios, el vertido es mayor que el del barco Exxon Valdez en Alaska. En su defensa, Texaco argumenta que el caso debe ser juzgado en Ecuador, no en Estados Unidos, porque allí es donde está el daño.

2001. Chevron compra Texaco en una operación de 45.000 millones de dólares y se convierte en la cuarta mayor petrolera del mundo y la tercera mayor compañía de Estados Unidos.

2002. Chevron-Texaco gana definitivamente el juicio en Nueva York. La demanda no puede continuar en los tribunales de Estados Unidos.

2003. Las comunidades indígenas presentan de nuevo la demanda ante un tribunal local de Lago Agrio, en Sucumbíos. Ambas partes encargan decenas de informes periciales para medir la toxicidad de las aguas en la provincia y sus efectos sobre la salud. Uno de los informes, a cargo de los demandantes, cifra en más de 27.000 millones de dólares el coste de limpiar completamente la zona e indemnizar a sus habitantes. Los demandantes exigen como mínimo esa cantidad a Chevron-Texaco.

14 de febrero de 2011. Después de casi 18 años de litigio, el juez Nicolás Zambrano, del tribunal local de Lago Agrio, condena a Chevron a pagar una multa de 8.000 millones de dólares al considerar demostrado que los vertidos son los causantes de los daños al ecosistema y a la salud de las personas. La multa será del doble si Chevron no se disculpa con las comunidades indígenas. La sentencia está recurrida ante una instancia superior, pero Chevron afirma que la justicia de Ecuador está corrupta.

Marzo 2011. Chevron logra que un juez de Nueva York declare inejecutable la sentencia con bienes de la compañía en Estados Unidos. Por tanto, los demandantes no podrán cobrar a no ser que consigan embargar bienes de Chevron en otros países donde opera (la compañía no tiene bienes en Ecuador). Los demandantes afirman que el juez Kaplan desconoce por completo la realidad del caso y está manipulado por la petrolera. La decisión está recurrida.

25 mayo de 2011. Varios fondos de inversión piden durante la junta de accionistas de Chevron que la compañía llegue a un acuerdo con las comunidades indígenas y ponga fin al litigio.





Fuente: ElPais.com
Autor: Pablo Ximenez De Sandoval / Madrid
Fotografía: Pablo Fajardo, el abogado de los indígenas de Ecuador contra Chevron, en Madrid / Álvaro García - ElPais.com



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